Diego Schwartzman no pudo lograr lo imposible y se despidió en las semifinales de Roland Garros tras caer ante Rafael Nadal por 6-3, 6-3 y 6-4. Si bien el argentino intentó tomar la iniciativa y por momentos hasta incomodó al español, no consiguió desestabilizarlo en largos pasajes ni aprovechar buena parte de las oportunidades con las que contó. tablecer jamás una ventaja en el marcador.

El desafío era mayúsculo. Nadal llegaba con apenas dos derrotas en cien partidos disputados en el torneo en el que se convirtió en leyenda y que conquistó nada menos que doce veces entre 2005 y 2019. Sólo el sueco Robin Soderling en 2009 y el serbio Novak Djokovic en 2015 fueron capaces de concretar la quimera.
Schwartzman arribaba a su primera semifinal de Grand Slam en el mejor momento de su carrera. Venía de eliminar al austríaco Dominic Thiem, el número tres del mundo, en un choque de antología y se plantaba ante Nadal como una amenaza real, dado que lo había vencido por primera vez tres semanas atrás en los cuartos de final de Roma. Había demostrado, en pocas palabras, que estaba preparado para dar el salto de calidad y, al menos, poner en aprietos a Nadal en la Philippe Chatrier.
Nadal es el tercer jugador más veterano que alcanza la final masculina de singles en Roland Garros desde el inicio de la Era Abierta en 1968. Con 34 años y 130 días de edad, está sólo por detrás del australiano Ken Rosewall en 1969 (34 y 218) y el español Andrés Gimeno en 1972 (34 y 306).
Schwartzman, sin embargo, ya demostró en las últimas tres semanas que está preparado para dar ese salto de calidad ante los más grandes de este deporte. Primero lo hizo en Roma, donde se cargó al propio Nadal en los cuartos de final, en lo que fuera su primera victoria en diez enfrentamientos. Después, ya en París, eliminó al austríaco Thiem en un partido de tintes épicos, triunfo que lo depositó entre los cuatro mejores del torneo y le garantizó acceder por primera vez al top 10 del ranking ATP -este lunes aparecerá en el 8° puesto-.
Roland Garros se juega fuera de la fecha habitual: suele desarrollarse la última semana de mayo y la primera de junio, sobre el final de la primavera en Francia, y esta vez tiene lugar en el otoño, con temperaturas más frías, pelotas más pesadas de menos pique y condiciones más lentas. Ese cóctel favorece al juego de Schwartzman, quien ya lo aprovechó en el Masters de Roma.