El equipo de Thomas Tuchel ganó 1-0 con gol de Kai Havertz en un encuentro donde sacó rédito de su juego directo y desnaturalizó al elenco de Pep Guardiola. El Kun Agüero jugó los minutos finales.

En un enfrentamiento repleto de matices tácticos por el duelo entre Pep Guardiola y Thomas Tuchel, los Blues ganaron con un gol de Kai Havertz y alzaron la Orejona a nueve años de su última conquista en este prestigioso certamen. Se jugó desde el principio con mucha intensidad y las primeras aproximaciones surgieron principalmente con el juego directo de los Blues.
El City pisó el área rival con un pase largo a Sterling, pero no logró tener una circulación fluida. Mientras tanto, Chelsea logró ser punzante en ofensiva con Timo Werner quien tuvo las primeras posibilidades nítidas de marcar.
De cara a la recta final de la etapa inicial, los Citizens empezaron a conectar mejor entre líneas y consiguieron equilibrar el desarrollo del juego. Más allá de la falta de goles, el nivel de fútbol era altísimo, con ambos equipos defendiendo a tope y asociándose con éxito al tener el balón. Después de sufrir un contratiempo, el equipo de Tuchel abrió el marcador. El DT alemán tuvo que sacar a Thiago Silva por lesión (en su lugar entró Christensen) e inmediatamente después su equipo logró anotar el 1-0.
En el minuto 41, tras un gran pase Mason Mount entre la defensa abierta rival, Kai Havertz eludió a Ederson en la puerta del área y anotó con el arco vacío. Un tanto vital con el que los Blues capitalizaron su buen desempeño y se marcharon en ventaja al descanso.
De cara al segundo tiempo no hubo modificaciones en ninguno de los dos equipos. Ni Guardiola ni Tuchel han tocado sus piezas. Aunque los Citizens tuvieron que salir más incisivos para intentar igualar el marcador, el cuadro londinense se mostró muy fuerte atrás, apenas concedió espacios. Para colmo, Kevin De Bruyne abandonó el campo de juego en el minuto 59 –ingresó Gabriel Jesús en su lugar– tras recibir un golpe muy fuerte de Rüdiger. Pese a que el City aplicó a partir de ahí una presión asfixiante y gestionó mucho mejor la posesión en sus ataques, el Chelsea prácticamente no mostró fisuras.
Ante este panorama, Pep Guardiola le dio ingreso a Kun Agüero (reemplazó a Sterling) para jugar poco más de 10 minutos de partido e intentar consumar el milagro. Empujó con mucho amor propio pero su rival no perdió la compostura, no tuvo puntos débiles y no se vio superado en absoluto. Chelsea se aprovechó de un Manchester City que falló en el plan estratégico inicial y, a puro esfuerzo y disciplina, sostuvo la mínima diferencia que obtuvo al principio para consumar la consagración después de nueve años de su última conquista en este certamen.